martes, 27 de diciembre de 2016

Él no supo...


Él no supo que realmente me atraía.

Hasta que un buen día, en una de esos días tristes, le dije que era hermoso, y comenzó a acariciarle el cabello, y lo abracé tan fuerte, como queriéndole decir que jamás quería que se fuera. 
Ese día, él supo que lo que le decía era cierto, la verdad la vio en mis ojos. 

Él, en un momento, se dio cuenta que mis ojos brillaban cuando lo veía, que sus labios se sonrojaban deseando besarle. Por fin, sintió mis manos cálidas en medio de ese frío enorme que nos rodeaba. 

Ese día, finalmente creyó que me atraía o me gustaba. Ese día, él creyó que era hermosa -vaya uno a saberlo-, que para mis ojos tan brillantes no había hombre mejor que él, esa tímida belleza, resplandecía cuando lo miraba fijamente, con esos ojos llenos de cariño, con esos ojos que hace mucho no miraba a alguien de esa manera.

Ese día, hicimos el amor; ese día, vencieron las deudas que sus cuerpos habían acumulado a base de temores, ese día se actualizaron sus caricias, sus besos. 


"Y sé que la distancia me hizo ciego en todos los momentos, en los que tenía que verte aquí(...)"
-Manuel Medrano, 'Si pudiera'.-


Ese día, ambos creímos que, muchas veces, solamente hay que creer en las oportunidades que se nos presentara.

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