jueves, 12 de mayo de 2016

Días sin número.


"El olvido no es una victoria ni sobre el mal,
ni sobre nada, es una forma velada de burlarse de la historia.
Para eso esta la memoria que se abre de par en par
en busca de algún lugar que devuelva lo perdido.
No olvida el que finge olvido
olvida el que puede olvidar...."
-Mario Benedetti, El olvido.



Un día soleado, traen un recuerdo de vos y yo, ambos caminando juntos. Vuelven a mi mente esos días en que respiraba tu aliento, en que, dormido en mi cama me mostrabas tus sueños, y me dejabas espiar en tu mente, me contabas historias llenas de tus fantasías, de tus personajes cercanos, de tus miedos recurrentes, y me dejabas curarlos cubriéndote, completamente de besos. 
Tengo más de mil recuerdos de tus susurros tímidos, de tu cabello rojizo, de tu barba, de tus promesas de amor. 
Recuerdo de brisas calmadas, de días sin preocupaciones, de días saludables tomados de la mano, de las esperanzas con que llenaste mi calendario, de los planes en los que tu, eras mi maestro, y yo, tu aprendiz.

Hace años no se de vos, estos días de ausencia jamás los planeamos, nunca supimos que llegaría el momento de no saber más del otro.
Jamás pensé que casi muero y tu jamás te enterarías, que vencería algunos miedos estando solo, y tu, no estarías aquí para verme ganar, tal y como lo habíamos soñado, como lo prometimos en los días cálidos de la ciudad, en el atardecer de los besos, en el ocaso de las caricias, cuando mirábamos al sol sin parpadear, porque estábamos pulcros, puros de todos los males de la tierra, por amarnos tanto, cuando hicimos las paces con nuestras culpas y con nuestro pasado, cada vez que nos hacíamos el amor, cuando derrotamos a los monstruos ancestrales con solo mirarnos a los ojos.

La ciudad , el viento, el sol, los atardeceres, vos y yo, en días sin número, que aún existen, que aún se suceden en lugares de mi mismo. Aún presente vos, aún vivo, aún radiante,  en un espacio sin tiempo, donde, aún, me sonríes, me amas, jugamos como niños, donde somos jóvenes todavía, y me dices al oído que siempre estarás conmigo, tal y como estás ahora, en este preciso instante de letras poco convencionales y lágrimas, que traducen tu nombre.

Una historia no real.

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