sábado, 2 de julio de 2016

Dañada.

Me has dañado, tu rostro y tu presencia, no es lo que eran. De repente, me dí cuenta que siempre has sido así, pero yo andaba ciegamente viéndote. 
¿Acaso una pieza de cierto teatro que no tuvo un buen final?.

Has perdido la apariencia, y yo me he nublado. 
Eran ilusiones, proyecciones de lo que siempre he anhelado. Quizá, vi mis sueños y mis ilusiones en vos  pero ahora cuestiono que nuestros caminos y vidas, no podrían ser más opuestas. 


Hoy me he visto al espejo…
Y atemorizado vi tu rostro en lugar del mío…
He roto mi espejo…
He desfigurado mi rostro.
Pero todavía seguía viendo el tuyo
.



Te has dañadoo y me has hecho saber que hace mucho rato nos desconectamos y la verdad, tal vez, nunca lo hicimos, quizá siempre fui yo quien me empeñaba en ver cosas concurrentes, pero aunque a veces los hubiera habido, eso a veces no significa nada.

Yo también me dañé, perdí mi rostro, me aterré al ver mi propio rostro en ti. 
Siempre me vi a mí mismo cuando te miraba. Por eso te idealice hasta el absurdo, por una fantasía espantosa que rodea, mi autoconcepto.

Hemos perdido nuestro rostro, hemos perdido nuestra apariencia. Nos hemos dañado. Cada uno ha puesto en el otro lo que tiene en sí mismo. Ese supuesto amor que sentíamos, sólo fue un viaje a nuestro ser interior, nunca salimos de nosotros.
Ese supuesto amor nunca pudo pasar de nuestro sí mismo, jamás nos conocimos uno al otro, fue un impresionante viaje a nuestra propia profundidad, jamás salimos, siempre nos sumergíamos más y más.
¡Lástima!


Ahora me doy cuenta de tu verdadera apariencia… y te desconozco.
Ahora me doy cuenta de mi proyección… y me desconozco.


Historia de ficción.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario