domingo, 21 de agosto de 2016

Imprevisto.

Hoy, un domingo cualquiera, en el cuál debería estar disfrutando, descansando, dibujando o haciendo cualquier otra cosa que no fuese meditar a cerca de si, como siempre, sentimentalismos, falta de a quién querer, a quién dar cariño, con quién tener un poco de compañía, a quién consentir un poco, en fin, infinidad de cosas que sólo en pareja, se puede realizar.
Si, estoy en ese momento en el que quisiera tener todo eso en su vida pero, como siempre, no sucede; no es porque no trate de establecer ese tipo de relación o conexión con alguien, al contrario, estas últimas semanas, estuve en esa pequeña pero a veces, difícil tarea. Pues si, a eso era que quería llegar, escribir aquella pequeña experiencia que traté que funcionara, esta vez.

Pues, con aquella persona empezó un viernes cualquiera de Agosto, ya me habían hablado de él, pero siempre tuve el miedo de hablarle, así fuese por una simple red social, no quería salir de mi zona de confort, me había mantenido en ella durante muchos meses desde la última vez que hablé con alguien. Un amigo en común que teníamos, como ya he dicho, me había hablado un poco de él, de cómo es, su pensamiento, una historia breve de su vida y de cómo se habían conocido. Me pareció interesante y en sus fotos, se veía atractivo, algo, no sé qué pero quería conocerlo.

Entonces, aquel viernes, un día muy normal, me habló así, muy de repente; si, fue sorpresivo pero agradable a la vez y comenzó una charla cualquiera, claro, nos estábamos conociendo un poco, como dos personas cualquiera desconocidas.
Y así transcurrió la tarde aquella, y por muy raro que me pareciera, al siguiente día seguíamos hablando, me agradaba hablar con él, era interesante y bueno seguir una charla con él, supo como atrapar mi atención, de alguna manera extraña, no me pasaba eso hace algunos meses, fue entretenido.
Hablábamos a cerca de todo, desde temas más normales hasta lo más personal de cada uno, lo estaba conociendo más a fondo, cada vez me parecía más agradable e interesante, era agradable y me atraía algo de él, a pesar de no conocernos frente a frente, me gustaba que tuviese esa fascinación por lo simple y también esa especie de perversión, el equilibrio que suele cautivarme.

Luego, nos conocimos en persona pero absolutamente algo cambió desde ese momento, al mi parecer; ya no hablaba igual a como lo hacíamos al principio, fue raro, incómodo y me recordó lo que meses atrás me había sucedido, pero bueno, aún lo hacemos aunque ya no es lo mismo. Por lo menos, salí un rato de esa zona de confort en la que me encontraba, pero hubiese sido agradable llegar a compartir esas cosas, tantas cosas en las que habíamos acordado, que eran mutuas... Tal vez, no era el momento pero fueron amenos esos días.

Un imprevisto demasiado grato. Gracias, de alguna manera.

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