jueves, 18 de agosto de 2016

Sola en casa.

Hay días en que no quiero salir. 
Días en que quiero estar sola, no porque este deprimida o algo de ese tipo, son sólo días para mi, para alejarme del ruido, buscar algo de silencio, perderme, analizar ciertos aspectos de mi simple vida. 

El silencio tiene muchas virtudes, escucha y confronta demasiado. Sin palabras, sin hablar nada, es capaz de hacer ver cuántas cosas necesitan atención dentro de uno, cosas de las cuales crees que son sin importancia, que no son necesarias, que creíste que no necesitarías pero si hace un necesario en mi vida, cosas que al primer parecer pueden ser un poco banales pero aún sigues necesitándolas de alguna u otra manera. Si, cosas sentimentales. A veces llegan estos momentos, y caes en cuenta de la mierda de vida sentimental que has tenido, en mi caso, en esta ocasión ha sido así, creí que no era necesaria, no era relevante en mi parecer pero no lo es, si, es una necesidad, algo de tener un poco de esa llamada felicidad, complementarse con alguien más, acompañar, sentir, dejarse llevar por lo que sientes, compartir momentos, tener compañía, sentir algo, cariño, amor, lo que fuese. Tal vez, lo quiera, lo busco y aún no me doy cuenta o tal vez, no quiero aceptar algo que en realidad, en algún aspecto, es importante.
Me he refugiado en muchas cosas para mantenerme al margen de ello, no quiero parecer necesitada de afecto, aunque muy en el fondo de alguna manera , lo esté pero no me siento mal por admitir que en ocasiones estar sola, está y se siente bien.

Hoy el silencio es mi aliado. Hoy necesito descubrirme un poco. 
Digerir cosas que me han puesto a pensar sobre mi vida. Necesito preguntarme, necesito responderme, necesito detenerme. 

De vez en cuando es bueno atenderse a uno mismo, buscar en la ausencia de palabras, en el caminar a solas, los fundamentos, la inspiración, los deseos. Al silencio no se le debe de huir, se debe de buscar como a un compañero sabio, como a un consejero; si algo es cierto, es que la mayoría de respuestas las tenemos nosotros, sólo hay que saber mirar profundamente, adentro, sólo hay que sincerarse, bajar las defensas que tenemos hacia nosotros mismos, y hablar. 
Sin engaños, de frente y sin rodeos. A veces tememos tanto las verdades que tenemos adentro, esas verdades que en cualquier momento son capaces de hacernos cambiar el rumbo. Tal vez, sentir más y pensar menos.

Quiero estar sola, tal vez. 
Estar solo, también es un buen plan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario