viernes, 20 de mayo de 2016

Lágrimas.

En la noche de Marzo, a las 12:35 am, desperté, lloraba, pensaba en mis pasos perdidos, mis días sin esperanza y mis años gastados. 
Mis lágrimas eran insomnio, un suspiro enorme, una fuerza de la naturaleza sin aliento, en un llanto sin descanso, en una agonía, vi que había quedado absolutamente sola. 
Me lamenté muchas veces, era demasiado notorio, mi mirada llena de agonía, sentía la soledad, el hecho de sentirme abandonada, me inundaba. 

Lo veía aparecer, venía a abrazarme suave y dulcemente, veía su mirada profunda, atenta. Lo extrañaba, deseé haber tenido más atardeceres a su lado.
Deseaba haber tenido más amaneceres y atardeceres, entre sus brazos, más noches tranquilas pensando en su amor, hablando de tonterías mientras escribía.

Por mis lágrimas te escribo estas letras, estas palabras y estos versos, por mis lágrimas derramadas tantas veces en mis hombros, por llenarme e esperanza de amor, que me clamaba la existencia, que me pide no esperar en vano, me pide perdonar por no ser capaz de dejar ir, de despojarse. 

Por mis lágrimas de amor y de odio, que protestan los desengaños y las despedidas, que llenan de demasiados manantiales, que esperan que te des cuenta de todo esto, lo que ha pasado luego desde que te marchaste de mi vida.
Por mis lágrimas, que quisieran volverte a verte sonreír y ser felices juntos.

Para vos;



"Qué pudo ser sino invento de aleaciones, dentro el hierro derretido
de la luna cae uno de sus cuartos con un frío de mulato,
un viaje blanco, un sentir de pescadores,
agua seca en un gran cielo abstracto.

Quizás acaso una estela de cometa en un alba sin arrugas.
Como nubes lisas, alargadas, recostadas como bruma,
una bandada con un vértigo de peces,
luces negras, algas, noche oscura...

Seguro que tenía nervio de huracanes,
resoplar de alma profunda.
Entre vértebras de sal y olas el rugido de la espuma,
una cortina que me cubre con su encaje de sirena tibia, mujer rubia.

Seguro se murió sin aire en los pulmones, garra de cemento duro.
Mil estrellas lucen desveladas la morada de Neptuno,
no sabía que desvía el paso hacia las dunas
que atesoran huellas santas, puras."

-Yo, del mar; Claudio Baglioni.

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